La ambientación y puesta en escena que nos propone Inner Chains puede hacer pensar, a priori, que nos encontramos ante un título de lo más atractivo y espectacular. Pero nada más lejos de la realidad, en el mundo de los video juegos, como en la vida, jamás se debe juzgar un producto por su envoltorio y lamentablemente el contenido que nos ofrece la esperada obra de Telepaths Tree deja bastante que desear.
Cuando hablamos de una aventura de terror, enmarcada en el género FPS (First Person Shooter), y lo mezclamos junto a una inquietante historia, en principio el atractivo ya estaría conseguido... Nos encontamos en una trama donde la humanidad trata de sobrevivir entre elementos biomecánicos de una tecnología incontrolable y unos dirigentes que, lejos de favorecer a los seres humanos, pretenden controlarlos y adoctrinarlos en su propio beneficio. Dentro de este frio y tétrico panorama se encontrará nuestro protagonista quien deberá adentrarse en este ‘inframundo’ para llegar al único lugar donde la humanidad parece vivir en paz y armonía, la ansiada ‘Ultima Esperanza’.
Con el citado atractivo nos embarcamos en el viaje, una travesía en la que desde los primeros instantes piensas que no deberías haberte adentrado jamás. Tras una espectacular cinemática inicial comenzamos nuestra andadura a través de unas nefastas caídas de frame rate que lamentablemente nos acompañaran a lo largo de los cuatro capítulos que componen la aventura. Así mismo tratar de solventar estas deficiencias mediante configuración gráfica resulta igual de frustrante que el mismo juego en sí, pues la configuración apenas permite cambiar entre opción alta o baja, algo incomprensible hoy en día en un título de PC.
El verdadero reto que supone este juego es, sin duda, tratar de acabarlo sin frustrarse en el intento. Lejos de un shooter de terror tal y como se había anunciado -el miedo brilla por su ausencia- nos encontramos ante un juego bastante lineal, muy repetitivo, sin ningún aliciente y, con una escasa duración de cinco horas. Comprender la historia resulta tedioso y aburrido pues la misma se desgrana en textos imposibles de leer, para comprender los textos -repartidos a lo largo de todo el juego- deberemos desbloquear las letras del abecedario repartidas por el mapeado, algo que, a priori, puede carecer de sentido pues hasta el final no se conseguirán todas las letras y lo textos aparecidos durante cada capítulo no se podrán releer...
Los enemigos, serán los mismos en casi todos los episodios y la variedad brilla por su ausencia, por su parte, hacer frente a la pésima inteligencia artificial no supone un reto en absoluto. De igual forma, un shooter de este calibre se espera que venga acompañado de una gran variedad de armas con las que podamos destrozar tanto a los enemigos como al entorno, pero una vez más nos defraudará al contar tan solo con tres armas, pistola de rayos, lanzallamas y dardos de plasma.
La interacción con el entorno también suspende pues se limitará a la acción de pulsadores para abrir nuevas zonas o desbloquear algún camino secreto. En lo que a los combates se refiere no presenta ninguna dificultad pues la tristemente malograda inteligencia artificial de los enemigos hará que los mismos se ‘se suiciden’ de diversas e incomprensibles formas: cayendo por precipicios, explotando sin sentido o siendo objeto de las garras de la fauna del mapeado. Deshacernos de los mismos, con la limitada variedad armamentistica, resultará de lo más aburrido pues los enemigos actuarán de dos posibles formas; por un lado, pueden esperar pacientemente a que los mandemos al otro barrio mientras los mutilamos y por otro se nos acercaran con movimientos de lo más inquietante, tosco y lento.
La propuesta de Telepaths Tree parecía realmente atractiva, pero como decíamos al principio, de nada sirve un buen apartado visual si su interior está realmente deteriorado. Inner Chains no ofrece ninguna diversión, los movimientos del personaje son lentos y toscos, la inteligencia artificial es deleznable y las caídas de fps son incomprensibles en la generación en la que nos encontramos.
