La comunidad de jugadores expresa su más sentido pésame a los creadores de Anthem, quienes intentaron demostrar, quizás sin saber lo que se les venía encima, que el universo es lo bastante grande como para llevarnos a lugares ajenos a Mass Effect. Anthem nacía entonces como un proyecto donde la magnitud lo era todo: desde la verticalidad de sus escenarios al mareo que sufrimos alguna vez que otra surcando las profundidades de un lago con los javelin por culpa de su dudoso manejo.
Con el puño presionando la cavidad del pecho que sostiene el corazón, reconocemos que el enorme potencial de Anthem acabó devorando su propio futuro. Porque aún no nos entra en la cabeza como un juego que nos plantó con cañones explosivos frente a una araña colosal no terminase de funcionar del todo. Quizás fue cosa de las expectativas o del ingenuo deseo ardiente que a veces se tiene de que algo triunfe a la primera para no tener que pasar por el tedioso proceso de hacerlo crecer con paciencia y más contenidos; sobre todo necesitaba más contenidos.
Quizás fue, simplemente, que Anthem sucumbió a las mismas agujas del reloj al no tener tiempo de demostrar a todo el mundo lo que era capaz; o una cuestión de cartera al tener que competir con otros títulos del género que también nos cobran, pero solo cuando ya hemos invertido un buen puñado de horas en ellos.
Lo tenía todo para triunfar gracias a una fórmula que parecía haber sido estudiada matemáticamente: ¿niveles con varias rutas que emulen una suerte de mundo semi-abierto? Hecho. ¿Un sistema de habilidades y estadísticas pasivas lo bastante complejo para darle profundidad pero no tanto como para darle al cerebro del jugador un motivo para ir al hospital? Conseguido. ¿Miles de minions carentes de IA esperando a recibir una bala para cumplir con la gloriosa misión de seducir nuestros sentidos a través de un buen ''gunplay''? Vaya que sí.
Sin ningún pudor os digo que lamentaré todos y cada uno de los días que no pueda disfrutar del desatranque mental que suponía terminar el día, ejecutar el .exe de Anthem y vomitar balas en un proceso sedatorio con la baba cayendo por la boca para ir a la cama con la sensación de un trabajo bien hecho. No pediré ''Fs'' en el chat, porque esto es una esquela, no una retransmisión de Twitch -por si alguien no se había dado cuenta-. Pero sí respeto por un juego cuya vida podría haber sido tan importante como lo que ha conseguido con su muerte: la resurrección de la saga Dragon Age.
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