Desde su lanzamiento, tanto la PS5 como la Xbox Series X han generado una gran expectación en la comunidad de los videojuegos. Ambas consolas nos prometen una experiencia de juego de próxima generación con gráficos impresionantes, tiempos de carga ultrarrápidos y una potencia sin precedentes. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, surge la pregunta inevitable: ¿se han aprovechado al máximo estas plataformas?
Para responder a esta cuestión, es esencial analizar varios aspectos clave de la situación actual. En primer lugar, debemos considerar el hardware de estas consolas. Tanto la PS5 como la Xbox Series X cuentan con especificaciones técnicas impresionantes, que incluyen procesadores de última generación, gráficas de alto rendimiento y unos SSD ultrarrápidas. Este hardware proporciona una base sólida para tener una gran experiencia de juego.
Sin embargo, el potencial completo de este hardware aún no se ha realizado en muchos casos. Si bien algunos juegos han aprovechado al máximo la potencia de estas consolas, como es el caso de los juegos exclusivos, otros han optado por lanzamientos que podrían haber sido diseñados para plataformas de generaciones anteriores, con mejoras mínimas.
En el resto de videojuegos, aunque algunos luzcan de bien, no llegan a exprimir realmente las consolas de nueva generación.
Uno de los aspectos que se destaca es la capacidad de renderizado en resolución 4K y, se menciona el 8K incluso, algo que ni de broma es así. Si bien esta capacidad es impresionante y representa un gran avance en términos de calidad visual, no todos los juegos aprovechan esta característica al máximo (me refiero al 4K).
Por otro lado, los famosos 60 FPS, algo que debería ser el estándar, pero que actualmente no llega a ser así, teniendo en ocasiones títulos que únicamente salen a 30 FPS (sí, a 4K y todo lo que quieras, pero creo que no debería ser así). En todo caso, que den la opción para que cada uno juego como más le apetezca, pero sigue siendo algo que no veremos en esta generación.
Otro aspecto relevante es el soporte para características como el trazado de rayos, que puede proporcionar efectos visuales asombrosos y una iluminación más realista. Aunque varios títulos han implementado esta tecnología de manera impresionante, aún queda camino por recorrer para que se convierta en un estándar en todos los juegos de próxima generación, aunque tardaremos en verlo.
Obviamente sigue siendo algo pronto para hablar, ya que aún queda bastante de la generación de PS5 y Xbox Series X, pero tras 3 años de generación, creo que la cosa no ha cambiado mucho respecto a PS4 y Xbox One, donde el salto gráfico de una PS3 a una PS4 realmente se hizo de notar muchísimo. Eso a día de hoy apenas lo estamos viendo con PS5, excepto algún que otro juego como puede ser Alan Wake 2, uno de los más recientes.
¿Qué pensáis vosotros? Me gustaría leeros por los comentarios.
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