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Análisis Cattails

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Hace ya casi un año que Cattails llegaba sin hacer mucho ruido a PC a través de Steam. Un videojuego en el que convertirnos en un gato abandonado que debe buscarse la vida cazando, combatiendo con otros gatos y asegurando su supervivencia forjando alianzas tan poderosas que pueden desembocar en un amor felino. Si soy sincero, el juego me pasó completamente inadvertido, y ni siquiera sabía de su existencia hasta ahora, momento en el que la obra ha buscado una nueva vida lanzándose en Nintendo Switch.

Con esta reedición del videojuego para la consola híbrida de Nintendo hemos podido ponernos a los mandos de Cattails para vivir la auténtica vida del gato, para desobedecer constantemente a nuestro dueño y mostrar una apatía absoluta ante cualquier señal de cariño. Porque eso es lo que hacen los gatos, ¿no? Pues lo cierto es que resulta que hay bastante más escondido en Cattails, un juego increíblemente profundo.

cattails logo

Una piscina sin fondo

Imaginaos una piscina normal y corriente, relativamente pequeña, en la que os zambullís sin miedo alguno porque, con esas dimensiones no puede ser demasiado profunda, no tendría sentido. Sin embargo, a medida que esperáis tocar el fondo con los pies, vais viendo cómo la superficie se aleja poco a poco, la luz disminuye y os dais cuenta de que la inocente piscina parece ahora un pozo sin fondo. Podéis haceros una idea, ¿no? Pues esa es precisamente la mejor manera de describir a Cattails.

Desde el momento que entras en el videojuego, este te recibe de una forma amistosa. No se pasa media hora con escenas de introducción ni te deja ver un enorme mundo abierto a tu disposición; Cattails se desenvuelve poco a poco, mostrándote mecánicas sencillas pero que, de primeras, entrañan una dificultad más elevada de lo que podríamos esperar. El primer y mejor ejemplo de esto es cazar. Se trata tan solo de aproximarnos a una presa en sigilo para, llegado el momento, pulsar un botón y abalanzarnos sobre ella. Sin embargo, la posición de nuestro gato, el momento elegido para lanzarnos contra nuestra presa y otros factores influyen, y es algo que debemos ir aprendiendo a medida que jugamos, casi por necesidad, como si realmente fuéramos un gato hambriento.

Pero lo mejor es que, a medida que aprendemos a manejar las mecánicas, Cattails va desenvolviendo el ovillo de lana que es su apuesta jugable para ofrecer una profundidad mucho más allá de lo esperado por su simpleza inicial. Cazar, recolectar plantas, explorar el mundo en busca de tesoros ocultos, mazmorras y peleas de gatos por el control de algunos territorios. Cattails es todo ello y mucho más. La cantidad de contenido y de cosas que hacer es enorme y está bien presentada, de forma que es atractiva pero no llega a eclipsar al jugador con demasiadas opciones al comienzo. Cattails es, en este sentido, como un auténtico gato, que te atrapa con su aspecto inocente y adorable pero con el tiempo se convierte en el dueño de tu vida; y lo digo en el mejor sentido posible.

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Tal vez el único pero que le podamos poner a todo este contenido sea en relación a la interacción con otros animales. Si bien podemos hablar e intercambiar favores por objetos con cualquier felino no hostil que encontremos en el mundo, tanto los diálogos como los sistemas de confianza y de relaciones resultan demasiado superficiales para hacernos empatizar de verdad con los personajes. Incluso en cuanto a las relaciones amorosas que podemos mantener, todo se siente un tanto frío, alejado del corazón y sumergido en un mar de mecánicas que no nos permiten olvidar ni por un segundo que se trata de un videojuego.

Más allá de Stardew Valley

A pesar de que Cattails es un videojuego claramente influenciado por Stardew Valley, la sensación al jugar no es tan similar como pudiéramos pensar. Mientras que en Stardew Valley reina una paz y una calma que es la que nos lleva a hacer lo que deseamos, Cattails apuesta por unas sensaciones más cercanas al mundo real, en donde el estrés y las necesidades existen y están a la orden del día.

Ya sea defendiendo el territorio de nuestro clan, cazando para alimentarnos o explorando el mundo que tenemos a nuestra disposición, Cattails es capaz de tener un aire a Animal Crossing, en donde las exigencias son un elemento más y el objetivo del juego no es solo el de relajarnos, sino ponernos en la piel de otro ser real; en este caso, de un gato abandonado al borde de una carretera.

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Otro de los pequeños puntos negativos que nos encontramos en Cattails viene también de este mismo factor. Mientras que el juego nos pide a gritos hacer ciertas cosas, hay otros sistemas que se dejan apartados y que muchos jugadores pueden pasar por alto. Sin ir más lejos, nosotros mismos hemos descubierto cosas que ni siquiera sabíamos que podíamos hacer desde la wiki del videojuego. Si bien suelen resultar cosas secundarias y nimiedades, son elementos que están ahí, dentro del videojuego, y que este mismo parece desaprovechar, dejando sepultados tras lo más urgente.

Visualmente mejorable

El apartado visual de Cattails es, probablemente, el punto más flojo de la obra. Pese a tratarse de un juego independiente que apuesta por una estética pixel-art bastante simplificada, esta simplicidad es, en muchos casos, excesiva. Desde el momento en el que creamos al gato que encarnaremos a lo largo de la aventura, nos damos cuenta de que los detalles son mínimos. Apenas somos diferenciables del resto de felinos más que por el hecho de que estamos siempre en el centro de la pantalla.

El mundo también adolece de esta falta de detalle, puesto que, por un lado, no resulta bonito ni agradable a la vista; y por otra parte hace que no sea sencillo distinguir los elementos importantes de la decoración del escenario. En este punto se habría agradecido algo más de detalle, un apartado artístico menos genérico y una paleta de colores mejor seleccionada que diera más vida a todo lo que aparece en pantalla.

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Las animaciones, por su parte, no ayudan en absoluto. A pesar de que nuestro gato se mueve en cualquier dirección, las animaciones tan solo muestran la opción de mirar abajo, arriba, izquierda y derecha, dejando una sensación extraña. Lo mismo ocurre con las peleas, la caza y demás mecánicas, que a nivel jugable funcionan pero dejan bastante que desear en lo visual.

Sin embargo, es fácil entender que es un juego con un presupuesto muy ajustado y, por la profundidad del título, deduzco que se ha ido casi por completo a lo jugable. Es por ello que, aunque no sea demasiado agradable a la vista, es un fallo que resulta muy perdonable porque, después de más de 15 horas jugadas, lo visual acaba pasando a segundo plano, deja de resultar llamativo, y lo que queda es una obra realmente completa.

Es importante remarcar también que el videojuego no se encuentra traducido al castellano, lo cual puede ser un impedimento importante para aquellos que no manejen el inglés. Si bien el nivel de inglés que se pide es bastante bajo, sigue siendo una barrera para muchos jugadores.

Conclusiones

Cattails es, ante todo, un videojuego muy sorprendente. Por encima de sus fallos y aciertos es capaz de resultar atractivo y simple de principio pero desenvolver una profundidad insólita a medida que pasan las horas, dando como resultado una obra con una complejidad y una cantidad de contenido que para nada nos esperábamos al entrar por primera vez en el título. Las mecánicas jugables funcionan a la perfección y, pese a algún pequeño detalle que podría estar más pulido, Cattails es un juego que ofrece una experiencia prácticamente sobresaliente.

Es cierto que el apartado visual puede ser algo que eche para atrás a los jugadores de primeras, pero si somos capaces de aguantar este primer envite, nos toparemos con un juego que ofrece mucho más de lo que esperamos, una obra que puede atraparnos durante decenas de horas y mantenernos disfrutando de una experiencia bien construida y estructurada. Una de las mejores sorpresas que nos hemos llevado en este 2018.

Redactado por:

Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.