Restan tan solo meses para que, finalmente, PlayStation 5 esté entre nosotros. El nuevo edecán de las consolas de Sony está llamado a ser un antes y después dentro de la industria del videojuego, siendo esta una meta que la compañía japonesa se ha estipulado con cada nueva generación. En este sentido, únicamente es necesario echar la vista atrás para confirmar la ambición con la que la empresa afrontó toda sus participaciones de hardware en el medio, incluyendo, cómo no, la primera: PlayStation.
Y es que la génesis de lo que hoy es un fenómeno a nivel mundial formó parte íntegra de un salto exponencial del videojuego en lo que a calidad se refiere. Durante esta época, el medio interactivo experimentó un crecimiento alucinante, ofreciendo algunas de las obras que más vidas han marcado y que, incluso a día de hoy, continúan siendo alabadas como las sobresalientes piezas que fueron. Por ello, y en aras de prepararnos para lo que se avecina, destacamos los mejores juegos de PlayStation.
Del mismo modo que Final Fantasy es una de las sagas más trascendentes dentro y fuera del género de rol, especialmente su variante nipona, su séptima entrega es la exponenciación de esa afirmación. No podíamos empezar este top de una mejor forma que con Final Fantasy VII, título que está actualmente en boca de todos por la publicación de un remake que, además de ser un producto excelente, nos ha recordado por qué la obra original es de las producciones de mayor renombre a nivel histórico.
Para hablar de lo que es el videojuego contemporáneo, inexorablemente hemos de tener en consideración la influencia de Metal Gear Solid, un juego al que la descripción de revolucionario todavía le queda escueta. Después de dos entregas aclamadas, Hideo Kojima sorprendió al universo entero de la mano de una travesía que rompió tantos paradigmas como paradigmas existían. Un verdadero icono narrativo, cinematográfico y jugable que continúa siendo alabado como uno de los clásicos más sobresalientes del medio.
Por su parte, el género de terror también halló en esta generación algunas de sus musas clave, incluyendo al mítico Silent Hill original. A pesar de que la actualidad de la saga no es la más óptima, sus inicios reflejan una de las IPs más sólidas y destacadas de la época, originando una nueva corriente de títulos que seguirían su estela incluso hasta la fecha, aunque ninguno logrando asemejarse completamente al universo que esta retahíla de turbias e inmersivas experiencias ofrece.
Aunque, para entonces, el género de combate ya estaba completamente asentado, Tekken 3 se convirtió con rapidez en uno de sus principales exponentes. Además de erigirse como el mejor de la franquicia durante una estimable cantidad de tiempo -un título que, no para pocos, se mantiene-, la tercera entrega enumerada de la saga de la ahora Bandai Namco fue de las piezas de lucha más completas, densas y técnicas de la era, una entrega extremadamente disfrutable e imperdible para los propietarios de una PlayStation.
A medida que Castlevania, poco a poco, alzaba su nombre como un referente de la cultura interactiva, Symphony of the Night supuso el más notable salto de la epopeya de los Belmont. Renovando, aumentando y perfeccionando todas las propiedades que caracterizaron la IP hasta su llegada, nos hallamos ante un videojuego sobresaliente en todas sus facetas, tanto así que podemos afirmar que su calidad, pese al imparable avance de los años, se ha mantenido incólume.
El miedo que era capaz de infundir la historia de Claire y Leon resultaba absolutamente palpable y adrenalínico, sin necesidad de ceñirse a gráficos de alta gama para transmitir tantas sensaciones como un videojuego es capaz de emular. Así, sumando las líneas descritas respecto a Final Fantasy VII y Silent Hill, el reciente remake del título de Capcom ha refrescado nuestra memoria en relación al gran impacto que tuvo el Resident Evil 2 principal dentro y fuera del videojuego.
Y, evidentemente, no podía faltar el marsupial más famoso del medio. Aunque, por calidad, fácilmente podríamos ubicar las tres entregas de Crash en esta retahíla, hemos decidido mantenernos con su última enumeración, Crash Bandicoot 3: Warped, por considerarla como la más prístina. En este sentido, luego de definir y limar una fórmula de por sí asombrosa, Naughty Dog nos obsequió uno de los plataformas más icónicos de la industria, cuyo carisma y singularidad aún no encuentran par alguno.
Hay una serie de nombres de antaño que son extrañados con un religioso afán en la actualidad. Entre estos, Legacy of Kain: Soul Reaver es uno de los que mayores cantidades de nostalgia evoca, quizá especialmente porque, de la infinidad de anhelos, se antoja como el más lejano e improbable. Sin embargo, ello no nos hace obviar la excelencia con la que, otrora, maravilló a miles de jugadores, lográndolo a través de una de las aventuras más entrañables y fluidas de su generación.
Antes de que culminase el siglo, Squaresoft produjo algunas de las obras más destacables del medio. Los para entonces no tan veteranos Hironobu Sakaguchi y Tetsuya Nomura ya estaban dando de qué hablar; y vaya que dieron de qué hablar con Parasite Eve. Un título que, además de explorar con mecánicas poco usuales como finales ocultos y contenido secreto hasta terminar el título por primera vez, combina magistralmente mecánicas de terror, rol y estrategia, haciendo de su propuesta una de las más novedosas y variadas de la época.
Aunque, al momento de echar la mirada hacia el pasado, se pueden apreciar muchos inicios modestos para los que, contemporáneamente hablando, son titanes, en definitiva no es el caso de Gran Turismo. Al igual que con el género de lucha, la variante de conducción ya estaba férreamente situada como una índole popular, siendo este un hecho que influenció la publicación de uno de los exclusivos más envidiables del momento y, sin duda, una de las experiencias de coches más fidedignas.
Obra maestra. Tony Hawk's Pro Skater 2 es uno de los trabajos que más consenso ha generado en alusión a todas las alabanzas que recibió, recibe y, en vista de su previsible ausencia futura, continuará recibiendo. Mecánicas pulidas, adictivas y vistosas, una amplia gama de niveles, estimulación en la búsqueda de la perfección, una incomparable banda sonora, skaters reconocidos... Su conjunto, en general, era una fuerza imparable a la que el paso de los años, desafortunadamente, aún no le ha encontrado un genuino símil, aunque ello habla aún mejor de cuán relevante fue su arribaje al mercado.
En una época donde el crecimiento de la tecnología en el videojuego generó la aparente posibilidad de emular la realidad a niveles visuales iguales, Crash Team Racing fue un recordatorio de lo que, para entonces, era el fin último del medio: divertir. Las cotas de entretenimiento que ofrecía la adaptación de la saga de plataformas a la conducción eran simple y llanamente inauditas, estando cargada del mismo estilo y carisma que ayudaron a situar a la IP en lo más alto de las consideraciones de los fanáticos de Sony.
Aunque la linealidad era el modelo más acostumbrado de la etapa PlayStation, no era el único. Poco a poco, diversos protagonistas se inmiscuyeron en las aguas de la libertad, y una de las más pronunciadas inclusiones al mundo abierto fue Driver 2. Aunque fue su predecesor quien se encargó de irrumpir en el mercado, la segunda entrega capitalizó el éxito del original a través de una propuesta mejor desarrollada y diseñada, alzándose como uno de los títulos más míticos y recordados de la era.
No caben dudas en que PlayStation presenció un sinfín de secuelas importantes. Aunque, asimismo, fue testigo de sus orígenes, al mismo tiempo es capaz de dar testimonio de extensiones fenomenales, que hacen uso de las bases anteriormente establecidas para lograr un impulso aún mayor. Eso, precisamente, es lo que hace Dino Crisis 2, combinando dinosaurios y acción en un shooter asombroso, concreto y particular, capaz de alejarse de los cánones tradicionales del género.
Para que las posteriores consolas de PlayStation pudiesen disfrutar de las aventuras de Nathan Drake, las primeras consolas de PlayStation tuvieron que disfrutar de las aventuras de Lara Croft. La primigenia referente del género más emocionante ya era un símbolo desde hace décadas, y Tomb Raider II fue una producción magistral en todo sentido, combinando mecánicas de diversos ecosistemas para posicionarse en el pináculo de entre sus congéneres.
El sigilo no era precisamente una estirpe por cuenta propia en los 90. A pesar de su inclusión parcial en diversos títulos de acción, y más allá del éxito de juegos de infiltración y espionaje como Metal Gear Solid, se trataba de un género inexplorado. Ello, por evidentes razones, generó aún más valor en la apuesta de Syphon Filter, pero no encontró un rédito considerable sino hasta la divulgación de su sucesor, uno de los representantes del género de las sombras más disfrutables que la historia ha presenciado y que, por tristeza, continúa extrañando.
Uno de los productos roleros que más ha marcado la historia ha sido Chrono Trigger. Los más asiduos al género son cercanos conocedores del nombre, pues se trata de uno de los imprescindibles de la SNES. Por ello, resultaba impensable que PlayStation no contase con su respectiva participación de la franquicia; gracias a la presencia de Chrono Cross, el escepticismo tuvo sentido. Una entrega que, al igual que refleja el incansable mimo con el que los nipones desarrollan videojuegos, es una prominente exhibición argumental, mecánica, visual y sonora.
Con cada nueva entrega, una duda se hacía latente: ¿cuándo Capcom encontrará su techo? Incluso con la subjetividad inherente a la incógnita, Resident Evil aunó un éxito tal que las previsiones de una inminente caída eran inevitables, y el escepticismo se hacía presente tras cada nuevo anuncio. Sin embargo, esa pregunta no halló respuesta con Resident Evil 2 pues su sucesor, Resident Evil 3: Nemesis, volvió a hacer un uso perfecto del género en aras de ser considerado como uno de los baluartes del terror, y una compra imprescindible si se estaba en búsqueda de una verdadera experiencia atemorizante.
Del mismo modo que PlayStation quedó marcada por la génesis de un buque plataformero como Crash Bandicoot, se vio canonizada aún más con el comienzo de otro buque plataformero: Spyro. Y, sí, también podemos escoger cualquiera de las tres iteraciones del dragón más querido del videojuego -ya que, en la terna de casos, nos encontraríamos ante un trabajo recomendable-, mas decidimos remitirnos a la primera por lo especial de la inédita aparición del morado y afable protagonista, quien representa el género al que pertenece como pocos.
Aunque la aproximación más occidental y enfocada a la acción del género de rol ha cobrado mayor protagonismo en los años recientes, el JRPG fue su indiscutido rey en el pasado. Final Fantasy, en principio, era su principal exponente y, sin excluirse mutuamente, Xenogears llegó para reafirmar que los asiáticos eran especiales al momento de crear, precisamente, obras especiales. Un viaje único, fantástico y cargado tanto de epicidad como de emociones indescriptibles.
Sir Daniel Fortesqueu. Si bien este nombre no ha sido olvidado en ningún momento, el remake de MediEvil se encargó de reafirmar por qué la obra original es de los títulos más afamados de PlayStation. El reino de Gallowmere ha sido el telón de fondo para una de las obras de acción y aventuras más afables, carismáticas y con personalidad que Sony ha tenido la dicha de ostentar, por lo que no hay duda alguna respecto a que se trata de uno de los exclusivos de mayor renombre de todo el ecosistema.
La historia reivindicó, aunque quizá tarde, una de las apuestas que aprovechó como ninguna un género que, como decíamos anteriormente, estaba en una etapa temprana de su vida. Tenchu: Stealth Assassins es la capitalización del afán por los ninjas y la fantasía de poder de abatir ejércitos enteros sin alarmar a nadie, aferrándose como un referente para los posteriores heraldos del sigilo gracias a su propuesta novedosa, fluida y placentera.
Y qué decir de Pepsiman. No, no podía haber un top de los mejores juegos de PlayStation sin incluir a Pepsiman, probablemente aquel con la estructuración más simple de toda la lista pero, aun así, de las más inolvidables. De una manera u otra, se torna complicado describir lo que, tras tantos años desde su lanzamiento, representa el videojuego para la memoria jugona colectiva, pero nos mantenemos seguros de su presencia particularmente porque olvidarlo no es posible. Ni deseable.
Las plataformas vivieron su época dorada durante estas fechas. Crash, Spyro, Mario, Sonic... Muchos de los personajes que se inmortalizaron en el género más saltarín y movido del medio encontraron en estos lustros sus entregas más populares y determinantes. Así, pues, entre tales nombres, Rayman es uno de los más resonantes, un avatar que sigue dando de qué hablar a día de hoy y cuya segunda epopeya es una clase magistral de cómo crear una secuela idílica.
Aunque aún no hay una opinión generalmente aceptada respecto a qué año es el mejor dentro de la industria, 1998 es recordado como uno de los más majestuosos del videojuego. Tantas creaciones legendarias fueron liberadas en esta vuelta al sol que enumerarlas resultaría en una tarea titánica, por lo que nos la ahorraremos no sin antes señalar al que sería su referente deportivo, FIFA 98, cuyo éxito distribuiría su autoría entre el furor generado por el mundial del año y, especialmente, la creciente capacidad del medio de replicar esas imágenes en pantalla.
Mientras DOOM, Quake y Unreal Tournament gobernaban la escena shooter, pocos se atrevían a romper el molde. Por ello, cuando sucedió, obtuvimos una de las obras más importantes en lo que al presente y futuro del FPS se refería: Medal of Honor. Actualmente, la saga no podría estar relegada más fuertemente al ostracismo, pero su primer volumen se mantiene grabado en los anales como uno de los más divertidos, sorprendentes e impactantes de todos los productos bélicos que, tras su llegada, se harían populares, alargando la perpetuación de su legado.
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