Hubo una época en la que el cine quiso adaptar grandes mitos y leyendas, desde el punto de vista de la acción. Ocurrió, por ejemplo, con 'Blancanieves' y la película 'Blancanieves y la leyenda del cazador', que daba un giro de tuerca al clásico de los Hermanos Grinn añadiendo un toque de fantasía y mucha, mucha acción. Volvió a ocurrir con 'Hansel y Gretel: Cazadores de brujas'. Y también con Drácula y el largometraje 'Drácula: La leyenda jamás contada', un interesante intento por contar una historia muy poco conocida sobre los orígenes del vampiro más famoso de todos los tiempos.
Sin querer engañar, las críticas de 'Drácula: La leyenda jamás contada' son nefastas. Quizás porque los espectadores que pagaron una entrada de cine para ver este drama de acción con tintes de terror esperaban una película centrada en Drácula, cuando su protagonista es una figura diferente, pero relacionada con el vampiro. En todo caso, ahora la tienes disponible en Netflix, ya es número 2 en España y os aseguro que como pasatiempo, merece la pena.
Con una ambientación que te recordará probablemente a sagas tan importantes como 'Castlevania', 'Drácula: La leyenda jamás contada' es una película de acción y violencia que, a diferencia de lo que diga su título, no está totalmente protagonizada por el vampiro más famoso de todos los tiempos. En realidad tampoco es una adaptación de la novela de Bram Stoker, sino que es una historia original sobre Vlad Tepes o Vlad el Emperador, el príncipe rumano en que se inspiró el escritor para escribir su célebre novela y crear al vampiro más famoso de los tiempos. Un largometraje que narra su trágica vida, que retos enfrentó y cómo se transformó en el vampiro que hoy conocemos como Drácula.
Protagonizada por Luke Evans, Sarah Gadon, Dominic Cooper, Art Parkinson y Charles Dance, entre otros, 'Drácula: La leyenda jamás contada' no es ningún bodrio, como tampoco es un auténtico peliculón. Es una especie de 'Castlevania' que lo apuesta todo a la acción y a la violencia, anteponiendo estos géneros al terror al que debería haber aproximado con claridad. Si bien es cierto que su ambientación es brutal y genera ciertos momentos de miedo, ni su apartado artístico y sonoro es capaz de hacernos pensar que esto no se trata de otra oportunidad perdida.
Una nueva versión de Drácula que posee estilo en todo lo relacionado con lo visual, pero que en lo narrativo peca de escasa profundidad. Sin embargo, como película de acción mola, y ver a Luke Evans en el papel del príncipe Vlad es genial.
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