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Análisis de Stray: el gato que se convirtió en videojuego
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ANÁLISIS

Análisis de Stray: el gato que se convirtió en videojuego

BlueTwelve Studio nos pone en la piel de un gato perdido en una distopía cyberpunk repleta de matices

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Portada de Stray

Llevo ya un buen puñado de minutos dándole vueltas a cómo debería comenzar con este análisis de Stray e iba a utilizar la excusa de que le tengo alergia a los gatos para poder empezar a hablar sobre él, pero acabo de darme cuenta de que mi relación con Stray no se basa en el hecho de que mi sistema inmune sea extremadamente agresivo con cualquier partícula que desprendan estos animales, sino al vínculo que suelo construir con ellos.

Mi relación con los gatos es una de amor/odio: uno de mis mayores deseos es poder acercarme a uno algún día para espachurrarlo sin que me salgan sarpullidos en la cara y la nariz me empiece a moquear como si el cerebro se me derritiera por dentro. Pero, por otro lado, siempre mantengo las distancias con ellos como un acto de orgullo personal, como si intentase demostrar que no me pone sumamente triste ver un gato y no poder acariciarlo como una persona normal.

Algo así me pasó con Stray desde que se anunció como uno de los principales estandartes del sector indie en aquel evento de presentación de PlayStation 5: una parte de mí se sentía atraído por lo que parecía ofrecer, pero otra lo ha mirado siempre con cierto desdén.

Pues bien, ya he completado el juego y creo que la mejor forma de contaros qué me ha parecido es hacer una comparativa entre el antes y el después de jugarlo; entre cuando lo veía como un producto que no sabía muy bien cómo interpretar y cuando lo he jugado para darme cuenta de que lo que no sabía interpretar era la opinión que tenía sobre él. Lo bueno es que ya he podido salir de dudas.

Antes de jugar a Stray: lo que pensaba

Mi escepticismo con Stray no estaba justificado, pero eso no quitaba que fuera muy potente: pensaba que el mero hecho de construir un juego en torno a la figura de un gato estaba pensado como una estrategia de marketing en sí. Una idea que me martilleaba la cabeza aún más siempre que salía un tráiler del juego y veía a todo el mundo comentar lo mucho que esperaban el juego por lo adorable que era el gato que salía en el vídeo. Sin embargo, había otros aspectos de lo que se veía de Stray que no me terminaban de convencer:

  • Su sistema de parkour guiado con el que podríamos movernos por cualquier sitio manteniendo un solo botón me olía un poco a vino ❌
  • Los puzles que se veían en los tráilers no me parecían muy profundos
  • Pensaba que los movimientos que podíamos hacer con el gato (como tirar cosas de cornisas y salientes) era una estrategia para llamar la atención y no tendría un peso real a nivel jugable ❌
  • Lo que más me flipaba al ver un vídeo de Stray y, por tanto, lo que aplacaba todas estas dudas era la ambientación que se nos mostraba siempre del juego
stray imagen 1

Después de jugar a Stray: lo que descubrí

No voy a negar que me he sentido raro jugando a Stray. De alguna manera, es como si el juego estuviera constantemente haciendo un esfuerzo increíble por camuflar sus mayores virtudes tras una capa de inseguridad que no he llegado a comprender del todo. Stray tiene una de las mejores ambientaciones para un videojuego de lo que llevamos de año, pero se desvive por distraerte de ella con situaciones en las que te fuerza a pensar: ‘’mira qué mono es el gato’’.

  • Stray cuenta con una ciudad repleta de secretos para explorar, pero la mayor parte de ellos se resumen en presentarte algún tipo de gas relacionado con el hecho de ser un gato
  • Lo personajes que conoces en la aventura están repletos de misterio y eso le da un toque increíble a lo que ocurre en el juego, pero se echa de menos que haya más formas de interactuar con ellos
  • La ambientación de Stray es arrebatadora pero… Pero nada, es arrebatadora y punto. ✅

Creo que nos hemos empeñado demasiado (me incluyo dentro de ese ‘’hemos’’) en que Stray sea interpretado como, simplemente, ‘’el juego del gato’’ cuando en realidad es capaz de ir mucho más allá de esa definición. Y una parte de mí siente que sus creadores se han conformado con ella. He acabado pensando en Stray como un espejismo de lo que podría llegar a ser; cómo un increíble paisaje visto a través del cristal de un coche que tiene las ventanas empañadas.

stray imagen 2

Por otra parte, no quiero que saquéis la conclusión de que me he llevado una mala impresión con Stray, dado que he disfrutado cada segundo del juego. Pero no puedo evitar sentir que estoy intentando rebuscar demasiado en lo que he vivido con él como para poder construir una opinión sólida del juego. Y eso, al final del día, se concreta en que es un producto que me ha acabado dando más de lo que esperaba y, al mismo tiempo, me ha dejado esperando más de lo que ha acabado dándome. 

Stray es ese gato que intenta morderse la cola en un juego infinito de tratar de atrapar algo que está siempre a la vista, pero que se escapa entre unas zaristas que puedes afilar en casi cualquier alfombra o pared que te encuentres por ahí.

Conclusión

‘’Como tu perrito siga mirándome así, me veo en la obligación de secuestrarlo para que viva siempre conmigo’’ es una broma que me gusta repetir a menudo con esa gente que tiene una mascota capaz de dar envidia a las demás. Pero también es cierto que lo hago desde una posición que me permite disfrutar de su compañía sin tener que hacerme cargo de ella. En este sentido, Stray es la mascota perfecta; es como la mascota de un amigo, tanto para lo bueno como para lo malo.

No es un juego que termine de brindarte lo suficiente como para querer que esté toda una vida contigo, pero si como para poder disfrutar de su compañía durante un buen rato. Stray es ese gato de la calle con el que intercambias miradas desde lejos, manteniendo las distancias, porque en sus ojos ves el orgullo de un animal capaz de sobrevivir por sus propios medios… pero no se va a dejar querer tanto como para poder llevártelo a tu casa.

Mi relación con Stray ha terminado siendo, curiosamente, la que tengo con todos los gatos con los que me cruzo. Me gustaría poder mirarlo y sentir esas ganas irrefrenables de saturarlo de amor y cariño, pero lo que me nace al final del día es sentarme junto a él, acariciarlo durante un rato y entender que lo mejor es que cada uno siga por caminos separados. No quiero secuestrar Stray porque, en realidad, he comprendido que lo mejor es que se convierta en algo que nos acabe perteneciendo a todos por igual.


Stray

Analizado en PC

VideoGame
8
Puntuación Areajugones:
Notable
Puntuación comunidad:
8 (1 votos)
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Stray es un juego que me ha sorprendido tanto para lo bueno como para lo malo. Esperaba un juego que, simplemente, intentase distraernos de sus fallos con la idea de que bastaría con ponernos en la piel de un gato adorable. Y ha sido eso, pero también más cosas: mi escepticismo con respecto a él ha acabado yéndose conforme más veía del mundo que quiere presentar. Al final, es irónico que lo que menos me haya enamorado de un juego que va de controlar a un gato haya sido, precisamente, controlar a un gato.

Estilo artístico

Ambientación

Jugabilidad

Trama

  • La ambientación del juego es increíble
  • A nivel estético, Stray tiene mucha personalidad
  • Los niveles del juego son cerrados, pero están repletos de detalles
  • Los segmentos en los que hay más acción son muy disfrutabas
  • El juego tiene algunos giros de guión interesantes
  • Los puzlzes del juego son algo simples
  • La ciudad del juego pide a gritos más secretos de los que tiene para ser explorados
Duración: 8-10 horas
Jugadores: 1 jugador
Idiomas: Textos en castellano

Política de puntuación

Etiquetado en :

Annapurna Interactive Stray

Redactado por:

Crecí rodeado de naturaleza y campos de trigo, pero con la cabeza llena de historias sobre dragones y planetas lejanos. Después me hice psicólogo para poder fascinarme con las historias de los demás.