Kirby es un personaje considerado como "menor" por muchos jugadores; esto, en parte, es culpa de Mario o Donkey Kong, en el lado de Nintendo, o Crash Bandicoot por parte de Sony (o Activision, actualmente), que han copado durante muchísimos años los principales escritos acerca de este género tan abundante como prolífico. En cambio, Kirby Epic Yarn para Wii ya nos demostró que esta mascota rosa tenía mucho que decirnos, puesto que aunque su jugabilidad no era rebuscada ni perfecta, sí nos ofreció diversión a raudales con una estética única.
Luego llegaron Kirby Triple Deluxe y Kirby Planet Robobot, dos entregas para Nintendo 3DS que se intercalaron con una para Wii U, llamada El Pincel de Arcoiris, que gustó algo menos que los videojuegos para la portátil. Y por último, se lanzó hace escasos meses Kirby Battle Royale, un spin-off que se acercaba a la vertiente de los minijuegos (muy presentes en la saga) de manera desaprovechada.
En cambio, Kirby Star Allies devuelve al personaje de Nintendo a la cumbre de los plataformas, siguiendo la senda de los dos videojuegos de Nintendo 3DS y potenciándose con la facilidad del cooperativo de Nintendo Switch gracias a sus posibilidades con los Joy-Con. A continuación os dejamos tres claves que apuntamos tras las primeras horas de juego y que os dejarán con ganas de probar la propuesta más ambiciosa de HAL Laboratory.
Kirby Star Allies, desde el comienzo, ha sido promocionado como un videojuego cooperativo de plataformas y resolución de simples puzzles que aprovecha al posibilidad de jugar dos personas en una misma consola (como mínimo) gracias a los Joy-Con (hasta cuatro si tenemos otros mandos). El hecho es que tras las primeras horas de juego, descubrimos que es cierto esta orientación hacia el multijugador local, aunque no por ello hemos desaprovechado la oportunidad de jugarlo con un único jugador.
Primero hablaremos del juego en solitario: pasarse los mundos que componen el universo de Kirby Star Allies con los personajes controlados por la CPU es gratificante, gracias en parte a que cuando hay que completar diferentes puzzles en los que una habilidad es requerida estos personajes actúan como lo harían si fuésemos dos o más jugadores reales. En cambio, sí hemos encontrado que esta forma de jugar nos facilita mucho las cosas, algo en lo que profundizaremos en el análisis final pero que no tiene nada de negativo: Kirby siempre ha sido una franquicia sencilla, y aún así, hay fases que nos han puesto en apuros sobre todo para encontrar los coleccionables ocultos.
En cuanto al juego cooperativo, es donde reside el espíritu de esta entrega: jugar dos o más personas en la misma consola nos obliga a ponernos de acuerdo en qué habilidades adquiriremos, en cómo atravesar una zona aparentemente inalcanzable o en cómo accedemos a un techo que se puede romper pero que requiere pensar antes en cómo hacerlo. Ya son varios los juegos que nos han demostrado que los Joy-Con son la verdadera innovación de Nintendo Switch al ofrecernos "casi" dos mandos completos sin necesidad de adquirir otro para jugar al multijugador local, y Kirby Star Allies es la primera producción que nos obliga a decir esto: mejor acompañados que solos.
Kirby Star Allies sigue la senda, como hemos explicado, de las entregas de Nintendo 3DS en la que encontrábamos dos pilares: las plataformas y las habilidades, tanto para superar obstáculos como para derrotar a peligrosos enemigos. En este sentido, el primer elemento se mantiene con un diseño de niveles muy parecidos: plataformas sencillas, sin muchos recovecos, pero con varios caminos que a veces se nos cierran y que nos incentivan a la rejugabilidad para obtener estrellas o piezas de puzzles secretas.
No queremos decir que sea un juego simple: aunque estamos en los primeros compases, ya hemos dejado atrás diferentes coleccionables que nos harán retroceder más adelante para conseguirlos. Es por ello que admitimos que Kirby Star Allies es uno de los videojuegos del género que más nos están divirtiendo de los últimos años: su jugabilidad es directa y se amplía gracias a los combates (y minijuegos, algunos de ellos desbloqueables durante el transcurso de la aventura).
Por último, las habilidades dan un toque muy variado tanto en la resolución de los niveles como en los combates: abrir caminos secretos enviando a nuestros aliados a romper piedras, quemar zonas secretas... O derrotar a los enemigos a golpe de paraguas y pincel, con un yoyó o con simple fuego. La variedad es enorme aunque en un principio el juego parezca básico en este aspecto, y nos da un toque de estrategia muy interesante para el jugador.
Artísticamente Kirby siempre ha destacado por el uso de colores, pero en Nintendo Switch esto se potencia gracias en parte a la capacidad técnica de la consola: en Nintendo 3DS, los dientes de sierra afeaban en parte el conseguido apartado artístico, en cambio, ahora tenemos una consola capaz de potenciar ese estilo hasta la definición máxima: os aseguramos que sin verlo en pantalla, no podréis juzgar la belleza de algunos escenarios y efectos de luz que se han conseguido.
Aunque aún nos queda mucho para terminar el videojuego, los primeros compases nos despejan la duda inicial: no estamos ante una producción menor de HAL Laboratory, ni siquiera de Nintendo Switch. Es uno de los títulos más importantes de esta primera mitad de año en la plataforma y viene para dejarnos con un gran sabor de boca. Especialmente pensado para cooperar, sigue siendo muy divertido si se juega solo y tiene contenido suficiente para entretenernos durante horas.
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