Cuesta mucho hablar de El Ministerio del Tiempo sin alabarla como ficción televisiva: es una de las mejores series españolas de todos los tiempos, y lo cierto es que pocas veces ha bajado del 'notable' (quizás, con suerte, algún episodio suelto, aunque nunca una temporada al completo). Por este motivo, es bastante difícil ordenar de la peor a la mejor las 4 temporadas de El Ministerio del Tiempo, porque realmente, ninguna es 'peor' en sentido negativo; quizá el término adecuado sería 'menos brillante'.
Desconocemos si RTVE otorgará una quinta temporada a este proyecto, ya que en términos de audiencia, la cuarta temporada ha sido la menos vista de forma tradicional (aunque la más seguida en diferido), pero estamos seguros de que alguna plataforma de streaming (HBO, quizás, por ser la última en colaborar) tentará a Javier Olivares y a la productora de El Ministerio del Tiempo para continuar si el ente público se niega.
Una decisión complicada la de colocar la tercera temporada en el último lugar: no creemos que fuesen 13 capítulos malos, pero es cierto que a El Ministerio del Tiempo le pega más ser una ficción con temporadas cortas, ya que en los dos casos en los que se ha alargado más de una decena de episodios, se ha descendido en cuanto a la calidad de los mismos en los tramos intermedios. De todas formas, la recta final en este caso, y sus primeros compases, nos gustaron muchos: destacamos el pasaje dedicado a Adolfo Suárez, a Historias para no dormir y a Alfred Hitchcock.
Ocurre lo mismo que con la tercera temporada: tantos episodios, en una ficción cuyos capítulos son autoconclusivos en la mayor parte de las ocasiones, provoca que el ritmo sea algo irregular, y en este sentido, aunque la segunda temporada de El Ministerio del Tiempo tiene menos capítulos que no pasan del notable, sigue adoleciendo del primo error. Al igual que en el anterior caso, hay capítulos sobresalientes: el dedicado a Felipe II, todo aquel en el que Velázquez aparece, los dos dedicados a Julián y Los Últimos de Filipinas y el de la gripe española, por poner tan solo algunos ejemplos.
Todo comenzó aquí, con ocho episodios que nos revelaron que la idea que tuvieron tanto Pablo como Javier Olivares es digna de estudio: desde que la serie se iniciase en 2015, muchas son las universidades que han analizado el uso de la historia en esta ficción sobre viajes en el tiempo. Todos los capítulos son sobresalientes, aunque es más un procedimental que una serie con un hilo conductor propio más allá del dilema de Julián con su esposa (que ha sido retomado en la cuarta temporada). No decae el ritmo en ningún momento, y por ello está en la segunda posición.
Llegamos al cénit de la serie: El Ministerio del Tiempo ha brillado en su cuarta temporada, y todo ello gracias a varios motivos. Hemos tenido episodios más breves gracias a una reducción en su duración; se ha jugado por fin con el futuro; se ha cerrado satisfactoriamente las tramas principales de casi todos los personajes; y los efectos son más realistas que nunca. Por todo ello, y por un ritmo que ha ido 'in crescendo' y que no nos ha deparado ningún mal capítulo, la cuarta temporada es la mejor.
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