El sector cinematográfico ha tomado como práctica la adaptación de muchos videojuegos. La transferencia a la gran pantalla juega en dos vías alternativas: por un lado, capta la atención de los gamers incondicionales y, por otro, presenta una franquicia que puede atraer a desconocedores de la saga hacia el mundo de los videojuegos. Varias empresas han ideado estrategias para lucrarse con ambos ámbitos del entretenimiento, y muchas han resultado victoriosas.
Tenemos, por ejemplo, la adaptación del universo "Warcraft" al cine. La película, a pesar de ser desmesuradamente vilipendiada por gran parte de los adheridos a la saga, cosechó un éxito comercial en cómputo monetario. De hecho, el director Duncan Jones se enorgullece del resultado final y aspira a continuar la propuesta cinemática. Asimismo, otras adaptaciones como resultaron ser el desenfreno de "Max Payne", protagonizado por el carismático Mark Wahlberg, o la sigilosa letalidad del Agente 47 en "Hitman", encarnado por Rupert Friend y anteriormente por Timothy Olyphant, no lograron cautivar al público.
Actualmente la visión global se posa sobre la interpretación de Michael Fassbender como asesino en la primera película de la exitosa saga "Assassin´s Creed". Transportar el tenso roce entre templarios y asesinos a la gran pantalla representa un triunfo anticipatorio. El film será menospreciado, como la mayoría de adaptaciones, pero el poderoso afecto de los jugadores hacia la saga abarrotará las salas.
No obstante, un querido personaje se quedó en el limbo. En ese umbral de las promesas que no llegan a cristalizarse pero siguen gravitando en la consideración de los directores. Kratos, el imponente (anti)héroe de God of War, iba a protagonizar una película que narraría sus sanguinarias peripecias. Los conflictos divinos simbolizan un reclamo comercial llamativo, y la cruenta violencia que podrían adaptar incendiaría el entusiasmo de los amantes del gore.
La idea de trasladar al poderoso espartano hacia la gran pantalla fue casi paralela al lanzamiento de God of War II allá por 2005. David Jaffe manifestó con júbilo la intención de reproducir el periplo griego de Kratos en las salas de cine. De hecho, ya poseían un borrador, un bosquejo del guion que nunca llegó a publicarse mediáticamente. Y luego llegó el silencio. Un silencio de cuatro años que prácticamente ratificaba la cancelación del proyecto. Pero en septiembre de 2009 el director Brett Ratner ("El Renacido", "Red Dragon") declaró que estaba trabajando junto con el desarrollador Stig Asmussen en la consagración del film, pero el propio Asmussen expresó su desconfianza ante la materialización de la idea. El creador David Jaffe descartó finalmente la propuesta y confirmó sin mucha convicción la imposibilidad de adaptar el juego.
Cuando el público parecía olvidarse de la idea, en septiembre de 2013, Sony sacó a flote nueva información y corroboró la pretensión de producir la película. Entre la información emergida, se confirmaron los guionistas Patrick Melton y Marcus Dunstan como grandes responsables del proyecto. Además, aseveraron la intención de calcar las grandes virtudes de los juegos, donde no faltaría la acción desmedida, los combates explícitos y sanguinarios, y una trama guiada por los enfrentamientos divinos. O no, porque según aseguraron algunos integrantes el hilo narrativo retrotraería a los visionarios al pasado más remoto de Kratos, "antes de que se convirtiera en el Fantasma de Esparta, cuando aún tenía esposa e hija". Pero esta premisa se contempla inestable y dudosa.
El perfil para encarnar al grandioso Dios de la Guerra no es asequible para todos. A parte de saber interpretar la furia innata de Kratos, tiene que ser un personaje avezado en el cine de acción, lampiño, fornido y alocado. Los primeros indicios apuntaban a Vin Diesel como gran aspirante al papel, y el público lo aceptó sin recriminaciones. No obstante, se tantearon otras opciones que tampoco desagradaron a los seguidores de la película.
Popular por sus películas de acción, y principalmente reconocido gracias a su interpretación como Toretto en "The Fast and the Furious", ha contribuido en un gran elenco de locuras y ha demostrado ser digno acreedor de las cualidades que debe esbozar el candidato al trono de Ares.
Luchador de la WWE y ocasionalmente rapado, esta imponente máquina de pelear ha aparecido en algunas películas en calidad de villano, y es que su mirada penetrante retrata la vileza característica de Kratos. Es otra gran sugerencia de cara al papel protagonista.
Se ponderó la posibilidad de modificar la etnia de Kratos. Las renuencias ligadas a cambiar el color de piel de un protagonista no están vinculadas al racismo, sino a la pérdida de autenticidad. No obstante, Hounsou ha demostrado ser digno de representar la grandeza espartana mediante sus papeles en películas como "Guardianes de la Galaxia" o "Gladiador".
El máximo exponente al puesto. The Rock no sólo posee experiencia; tiene robustez física, apariencia malhumorada, está rapado y sabe combatir como nadie.
Aunque ya no es el jovenzuelo que nos cautivó con "La Jungla de Cristal", Willis sigue demostrando sus aptitudes interpretativas en las películas de acción. Su provecta edad dificulta el papel de Kratos, pero las consideraciones existen.
No es tan voluminoso como The Rock, pero posee la misma experiencia. Statham ya es un referente en el cine de la locura, donde los tiros decoran paredes y las palizas suplantan a los diálogos. Su rigidez facial también lo acredita como válido para el puesto.
Aunque no se haya determinado un papel protagonista y los guionistas no establezcan la claridad narrativa, la idea de cristalizar en los cines la vida del poderoso espartano no ha sido oficialmente desechada. A Sony le conviene ampliar el universo en términos de rentabilidad, pues God of War es una franquicia aclamada por los jugadores cuya transferencia cinematográfica amortizaría cualquier coste. Esperemos que tras el intenso trabajo que están realizando con el nuevo God of War arrojen un torrente de información y esclarezcan todas las dudas.
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